Hablemos de Moloch
¡Moloch cuya mente es maquinaria pura! ¡Moloch cuya sangre es un torrente de dinero! ¡Moloch cuyos dedos son diez ejércitos!
Hola compita, ¿cómo estás? Te escribe Claudio Cifuentes, co-creador en la Dream Machine. Bienvenidx a un nuevo newsletter sobre proyectos, filosofías y experiencias web3.
“Greenpilled: Cómo Cripto puede Regenerar el Mundo” fue la excusa perfecta para explorar un concepto que por años había pospuesto.
El libro, escrito por Kevin Owocki y traducido al español por Cypherpunk Citadel DAO, es una introucción a conceptos y modelos mentales utilizados por la “facción” del espacio crypto interesada en la web3 mucho más allá del trading y los billones de dólares. Por ejemplo, la “criptoeconomía regenerativa”, las jerarquías de Maslow, la caja de Bento, un poquito de Solarpunk y la idea de la web3 como bienes públicos.
Cada uno parece sacado de galaxias muy distantes entre sí, cada uno con mil vueltas y ramificaciones. Pero todos, según el texto, sirven para entender y combatir al supremo de todos los males. Moloch, un “demonio todopoderoso por ahí, manipulándonos para evitar nuestro éxito mutuo”, “el dios de la falta de coordinación humana”.
Antes de tocarle la puerta a Maslow o abrir la caja de Bento, entonces, parece lógico que hablemos de Moloch.
Moloch
Si alguna vez jugaste Mortal Kombat: Armagedon quizá has escuchado de él. Un personaje tan poderoso que destruyó todo el reino de Edenia, incluido su portal. Tan poderoso que se transformó en su propia víctima. Quedó atrapado para siempre en el reino que arrasó.
Quizá lo conoces si jugaste Dungeon & Dragons. Moloch es uno de los archidemonios más poderosos del juego de rol.
O quizá si jugaste Assasin’’s Creed: Bloodlines, como uno de los enemigos.
Si nunca le hiciste a los videojuegos pero te fascina la teoría política de Marx, quizá lo conoces gracias al Capital. En él, asocia el dinero como Moloch.
¿Cinéfilo? Quizá lo viste como el dios del sacrificio de los niños en la Metrópolis de Fritz Lang.
¿Poeta? Quizá te lo encontraste en Howl (El Aullido) de Allen Ginsberg, poema donde le dedica algunas líneas tremebundas:
“¡Moloch cuya mente es maquinaria pura! ¡Moloch cuya sangre es un torrente de dinero! ¡Moloch cuyos dedos son diez ejércitos! ¡Moloch cuyo pecho es un dínamo caníbal! ¡Moloch cuya oreja es una tumba humeante!”.
¿Degen? O quizá escuchaste de él si ya estabas en el espacio cripto en 2018, cuando Ameen Soleimaini, quien luego creó Moloch DAO, introdujo a Moloch para darle un encuadre filosófico-analítico más profundo al bear market “largo y brutal” de ese ciclo.
Yo nunca le he hecho a los videojuegos, nunca lo reconocí en El Capital, nunca Metrópolis, nunca El Aullido y recién me metí en la web3 en 2021.
“Meditations on Moloch”, ensayo de Scott Alexander, era el texto que todos mencionaban al hablar de Moloch. Lo busqué, pero quedó como una pestaña virgen entre las miles en el computador.
Mi camino a Moloch fue gracias a The Stoa. Muchas veces lo citaban, pero nunca me hice un tiempo para explorarlo más.
Recuerdo, eso sí, leer en Wikipedia que Moloch es “una antigua divinidad cananea asociada con los sacrificios de niños por medio del fuego”, según la tradición bíblica. Y recuerdo que siempre que me aparecía, Moloch estaba asociado a la teoría de juegos, a alguna situación en donde una persona destruye un sistema porque actúa por beneficio propio en vez del bien común.
'Moloch!' clip from Metropolis 1927
¿Cómo opera Moloch?
El aha moment fue gracias a Liv Boreé, campeona de poker con muchos récords a su haber y divulgadora de ciencias con estudios en astrofísica. En una conversa sobre teoría de juegos, definió a Moloch “como una fuerza destructiva que fuerza la competencia insana”, y ocupó un estadio lleno como ejemplo.
Imagínate, dijo, ir a un estadio junto a 40, 60, 80 mil personas. Está lleno a reventar, pero el evento comienza en orden: cada persona tiene un asiento y todxs permanecen sentados para gozar del espectáculo que están por ver. Todo corre con normalidad hasta que alguien, una, tres o cien filas más adelante, decide pararse para ver mejor. Como él se para, la persona detrás ya no puede ver, dice Liv Boreé, no le queda otra que pararse también.
El efecto es dominó. En pocos minutos, las 80 mil personas tuvieron que renunciar a la comodidad de sus asientos para ver el partido, a pesar de que todxs odian la idea de pasar horas paradxs y apachurrados bajo el sol para ver el partido.
El gran problema es que no hay vuelta atrás. Si me rehúso a pararme no veo nada, y aunque permanezca sentado es probable que el de atrás se pare igual. O si le grito al estadio que se siente, o no me escuchan, me ignoran o me callan.
Es la falta de buenos mecanismos de coordinación, según Scott Alexander en su ensayo seminal, lo que hace que el sistema perdure.
En teoría, Moloch es el demonio que azuzó a esa persona a pararse sin preocuparse un carajo por el resultado colectivo. El germen que envenenó el sistema explotando las fallas de coordinación.
Viñeta de Taffy, cómic de Chris Wright nada que ver con Moloch, pero por qué no acá
¿Dónde opera Moloch?
En todos lados, dicen.
La primera parte de “Meditations on Moloch” son diez ejercicios mentales para el alcance de Moloch –la competencia insana y las fallas de coordinación–. Desde el Dilema del Prisionero hasta la carrera armamentística, pasando por las células cancerígenas, la educación y las ciencias.
Liv Boreé argumenta que incluso los “filtros de belleza” que plagan las redes sociales son resultado de Moloch. En una era que se mide por seguidores y likes, estos filtros son como una píldora de glamour en esteroides, al alcance de todxs e imposible de resistir.
Y, tal como en la metáfora del estadio, obviar los filtros no es tan fácil como parece. La competencia por likes y seguidores es tanta, que si no la ocupo yo, mis enemigos los ocuparán para derrotarme a mi.
“Greenpilled”, ya para volver a la web3, sigue esta línea y dispara contra Moloch como la raíz de la desinformación, la falta de empleos, la sobrepesca y el cambio climático en general.
Moloch: The Beauty Wars
Web3 como sistema de coordinación
Desde el día cero que en la dream machine vemos la web3 como un herramienta con un potencial gigantesco para revolucionar virtualmente todas las capas de la sociedad.
Nos demoramos en darnos cuenta que, en el fondo, la web3 es un sistema de coordinación. Fue gracias a un hilo de twitter del punk 6529 y a un ensayo de Jordan Hall que nos picó el bichito. Escribimos sobre ellos hace algunos meses. Mitología, Esencia y Agencia como sinónimos de sistemas de coordinación. Pero costó, a ratos, seguirles las ideas por lo abstracto y complejo.
Greenpilled hace un trabajo mucho mejor en ese sentido. Es un libro intencionadamente introductorio y de divulgación. Declara de entrada que la web3 es una herramienta “hecha de pura coordinación”, un arma para matar a Moloch, y que el blockchain es la base de la “criptoeconomía regenerativa”.Incluye ejemplos concretos de Impact DAOs y proyectos que ya demuestran la teoría –UBI, Kleros, GitcoinDAO y KlimaDAO, entre otros– y hay una secuela con muchos ejemplos más. Pero hay que ser precavidos.
¿Qué le respondería Allen Ginsberg, autor de El Aullido, a alguien que llega y le dice: el arma que va a terminar con tu demonio de todos los males, con tu demonio con dedos de ejército, cuya sangre son ríos de dinero y el pecho de un dínamo caníbal, se llama web3? ¿O a alguien que le dice que la tecnología que nos salvará de la carrera armamentística y el cambio climático se llama Ethereum, the Moloch-Slayer?
Imagino que de seguro le llamaría la atención, y que si no sabe qué es Ethereum o la web3 iría a investigar.
Que quizá le interesa la tecnología y apaña el Ethereum, the Moloch-Slayer como título de divulgación, pero nada más que como divulgación.
O que quizá frunce el ceño ante un intento tan flagrante de marketing y evangelización, o que se indigna al considerar toda la data que apunta hacia el solucionismo, colonialismo, feudalismo, imperialismo, centralismo, elitismo y machismo en la web3.
Es cierto que en Greenpilled están delineando el espíritu –optimista– con el que hay que enfrentarse a alguien como Moloch. Que es increíblemente bueno el trabajo que hacen para bajar ideas difíciles a audiencias masivas. Y que se aseguran de decir que es posible, pero que no está garantizado que la web3 mate a Moloch.
Fome ser el party pooper, pero también es cierto que en ningún momento el libro menciona las fallas de coordinación presentes en una herramienta hecha, supuestamente, “de pura coordinación”.
Podemos ser todo lo esperanzados y solarpunk que queramos, pero preguntándonos cómo hacer para no repetir los mismos errores que tantas veces ya.
Para cerrar, tres preguntas que guiaron un bonito pódcast sobre Inteligencia Artificial:
¿Qué podemos saber?
¿Qué debemos hacer?
¿Qué esperanzas son razonables de mantener?
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Todo x hoy, compitas. Nos encantaría que este newsletter se abra en conversaciones alrededor de Moloch, la web3 como sistemas de coordinación, Greenpilled o quién sabe, realmente. Si tú también, súmate a nuestro Discord, escríbenos por Twitter o por aquí.
Nos vemos en algún lugar,
Claudio 👽